Caja de agua, la reliquia de Pilar

Por: Aramis Fernández y Daisy Martín Ciriano
Desde inicios del siglo pasado se introdujo en la costumbre de las familias campesinas el uso del tinajero. Por aquellos tiempos apenas se conocía la electricidad y mucho menos de la existencia de aparatos que producían enfriamiento.

El campesino refrescaba el agua de su tinaja, colocando esta dentro de un esquinero de madera rellenado a su vez de ceniza o de tierra de cocó para mantener el líquido bien fresco.

También comenzaron a usarse las cajas de agua. Estas eran realmente muebles de madera con una puerta donde se introducía la tinaja y sobre ella una piedra filtradora de agua. Generalmente la caja de agua, como se le llamaba, tenía en la puerta un cuadrante recubierto de malla que no
permitía la entrada de insectos y facilitaba la entrada del aire. El agua caía lentamente desde el fondo de la piedra hasta la tinaja y guardaba excelente frescura.

Hoy estas tradiciones han sido sustituidas y han quedado solo en el recuerdo o en alguna vivienda como memoria de sus ancestros. Así ocurre con la caja de agua que aún se conserva en casa de Pilar Borges Gómez, en Cabaiguán. El centenario mueble con todos sus aditamentos perteneció a su abuela y ella lo ha mantenido en uso, más bien por la costumbre que por la necesidad.

Resulta asombroso el cuidado con que se ha conservado este mueble con su interior, gracias a su propietaria, quien atesora este y otros objetos heredado de sus ancestros y que resultan todo una reliquia.

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