La Jícara, Vasija de nuestros abuelos (Por Aramis Fernández Valderas)

La jícara de coco o güira apenas existe en algún museo, las tazas hechas de porcelana o barro han suplantado a las vasijas naturales que daban un gusto peculiar al café en nuestros campos . Quién de los mayorcitos no recuerda a su papá o su abuelo, prendido de aquellas jícaras de colores oscuros que impedían quemarse las manos con la bebida ardiente acabada de salir del fogón de leña La jícara, , servía no sólo para beber, sino como auxiliar en la batea, para lavar o bañarse a jicarazos, en vez de jarros cuando no existía la ducha se introducía el recipiente natural en el cubo de agua tibia y se volteaba sobre la cabeza. La forma de hacerla era muy fácil, usted tomaba el coco seco, le sacaba la cáscara y solo quedaba la armazón dura que guarda la masa y el agua, muchos iban dando cortes con un cuchillo, otros usaban los serruchos para que quedara bien redondito el borde. Recuerdo a los isleños Sebastián Ledesma, Juancito Aicarte y Nanías Luís con sus jícaras en las manos, era un arte, hacerla y otro beber en ellas, daban personalidad al campesino y originalidad a la vajilla de cualquier bohío agrario. Nada de porcelanas en aquel entonces, nada de vasos y eso no quiere decir que no existieran en los comercios, ningún objeto puede intimar más con el café carretero que las Jícaras Cuestiones que se pierden, ¿verdad?, cultura que queda en el camino; pero que estamos llamados a rescatar.

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