Por: Aramis Fernández Valderas y Daisy Martín Ciriano (Museóloga)
Este edificio es una de las antiguas construcciones de inicios del siglo
XX en Cabaiguán. Su período constructivo se ejecutó entre los años de
1920 a 1923 como casa de familia para el
Dr. Arturo Martínez Fortún y Foyo, quien fue el Primer Alcalde Municipal
de Cabaiguán. Está comprendida dentro del estilo ecléctico popular con
el piso de
mosaicos de colores combinados y el uso de rodapiés. Por la
amplitud de las proporciones de sus ventanas pertenece al grupo
denominado como ecléctico evolucionado. Las puertas y
ventanas tienen grandes vanos circundados de molduras que asumen la
forma de herradura en la parte superior y que están muy trabajadas con
un sentido decorativo, propio de su estilo.
Hoy la Comisión Electoral Municipal la utiliza como local de oficinas
y se ha propuesto la genial idea de recuperar al máximo su originalidad
y al calor de otras restauraciones locales pretenden acercarse al
máximo al esplendor que otrora tuviera la magnífica edificación. Después
de largos meses se acercan al fin de su labor.
Gustosamente observan los cabaiguanenses el empeño con que sus
directivos han desarrollado el proceso restaurador. Con exquisito
cuidado se ha recuperado cada espacio, respetando su originalidad,
buscando alternativas que no agredan la autenticidad del edificio o del
exterior.
Esta construcción que fuera una de las más espléndidas de la época
republicana ha recibido una atención diferenciada, hasta en su pintura,
por la que muchos especialistas consideran que la exigencia y el control
han hecho que la brigada que ha realizado el trabajo constructivo se
encuentre casi a la talla de los equipos de restauración provincial que
trabajan el Patrimonio.
Las palmas para estos constructores y en especial para Jorge Laredo
Darias quien ha puesto todo su empeño en que esta reliquia de la
arquitectura cabaiguanense vuelva a exhibirse majestuosa, a pesar del
tiempo transcurrido. Este ejemplo puede constituir un ejemplo para
aquellos directivos que enfrentan reparaciones de esta índole y que en
algunos casos no realizan las consultas necesarias para conocer las
regulaciones patrimoniales que la rigen. Solo así podrá volver a verse
un Cabaiguán hermoso y bien conservado, orgullo de sus habitantes.
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