Por: Aramis Fernández y Daisy Martín
No sería fácil hablar de los moluscos terrestres cubanos, sin
mencionar a las polimitas, uno de los grupos más representativos por su
variabilidad de colores y caprichosas líneas que parecen haber sido
trazadas por los más expertos pintores.
Estos pequeños moluscos han sido reportados como exclusivas del archipiélago cubano y han despertado la atracción de numerosos naturalistas
en el mundo entero. Su concha es de tamaño mediano, compuestas por
pocas vueltas,
con la abertura redondeada y de colores muy vivos y
variados. Se encuentran casi siempre en el follaje de las plantas,
aunque no se alimentan de ellas, sino de los hongos que se desarrollan
en la superficie del tallo y las ramas.
Estas apasionantes polymitas son moluscos gasterópodos, terrestres,
de respiración pulmonar. Se reproducen mediante huevos casi esféricos y
traslúcidos. Durante la estación de sequía se integran a un proceso de
letargo para evitar o aliviar la influencia de las condiciones
climáticas desfavorables.
Estos moluscos son endémicos de la zona oriental de Cuba como Maisí,
Sagua de Tánamo y Baracoa, aunque también se encuentran en las zonas de
Nuevitas y Santa Lucía en Camagüey.
El Museo Municipal de Cabaiguán tiene entre sus colecciones más de
328 ejemplares de diversas especies, entre las que se destacan la Picta
Born, Venusta Gmelín, Sulphurosa Merelet, Muscarum Lea, Versicolor Born y
Brocheris Gutiérrez. Esta valiosa colección fue donada a partir de la
inauguración del Museo en 1982 y dentro de estos donantes se encuentran
Ramón Calzadilla, Floro Humberto Hernández, Sergio de la Cruz y Gilberto
García.
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