“Famoso en el mundo de la literatura”. Prefiero no
decírtelo, eres incapaz de almacenar elogios, aceptas mejor la amistad, la
verdadera amistad, no aquella de copas y alfombras rojas, sino la de los
barrios del Jobo, la Loma de Perico, El Rastro, La
cañada, o cualquier asentamiento poblacional de Cabaiguán donde tiraste piedras
en la niñez, te fajaste a los trompones en la juventud o te das tres o cuatros
tragos de ron, aunque sea de la marca Hueso de Tigre.
Aquí están las historias escritas por tu pluma, aquí las
tertulias Monorrosa, aquellas tertulias calificadas por
algunos subversivos como subversivas, aquí están “María Virginia de vacaciones”, “Las raíces del tamarindo”, “Esos muchachos”, “Un pie en lo alto y otras encerronas”
algunos subversivos como subversivas, aquí están “María Virginia de vacaciones”, “Las raíces del tamarindo”, “Esos muchachos”, “Un pie en lo alto y otras encerronas”
Andan diciendo por ahí los estudiosos que eres un narrador
perteneciente a la generación de los 90,
los llamados "Novísimos". Para
mi eres el Gume, ese Gume, el cual pide lavar su cuerpo en la cañada que pasa
por debajo del puente de los Buenos donde se despiden los duelos a los
fallecidos en Cabaiguán, así el agua se llevará todo lo malo y se purificará el
cuerpo, recuerda, me lo expresaste en una entrevista.
Para mi y tus amigos de acá eres aquel literato con un premio Casa de Las
Américas, que te querían pagar en pesos cubanos y no en dólares, la economía
esta frita y sin manteca, te pusiste a vender agua con azúcar y al fin ganaste
la pelea.
Gume es mucho Gume, tiene historias por miles, miren que
cosa más loca, Cubana de Aviación no podía darle un pasaje económico en Costa Rica
para regresar hasta acá y el pasaje hacia el norte valía menos.
No se si es cierto, o no, un día de esos de vagancia en la
casa de cultura nos pusimos a conversar, yo era profesor, criaba puercos, no en
un edificio, pero los criaba, no tenía suegro en el extranjero, si en una
cooperativa, olía a ternero, el jabón era de nata, conversamos mucho, al paso
del tiempo salió publicado el
libro “Mañana es navidad”, me veo reflejado en
el, yo también me encariñaba con los cerditos y cuando estaban grande no quería
sacrificarlos.
Para mi y para tus amigos de acá eres el abrazo siempre
esperado, el tipo famoso que no cree en la fama, el hermano con el cual se
dialoga, no importa si es con el sepulturero o el cochero, el
cabaiguanense que anda con la insulina
en un bolsillo, la petaca en otro, la pluma en la mano y la cabeza llena de
ideas para seguir escribiendo sobre temas atractivos de un pueblo con suerte,
la cual estimo será mejor después del día de San Lázaro del año pasado.
Solo me resta felicitarte en tu cumpleaños este 1 de junio y
en nombre de los que no pueden escribirte chocar copas y corazones, siempre
estaremos esperándote en “La
Otra Esquina”.
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