Por: Aramis Fernández Valderas
El apodo o mote es el Sobrenombre aplicado a veces a una persona
entre gente ordinaria, y muy frecuentemente a establecimientos y hasta a
pueblos completos.
Marlene garcía y Rey Fernández Corrales en el libro de autoría
compartida, “Apodos Canarios en Cabaiguán Su Historia”, señalan que el
apodo “es el sobrenombre, generalmente alusivo a alguna cualidad,
semejanza, circunstancia de la persona a quien se aplica, por el que se
conoce a esa persona. Especialmente, los usados en los pueblos, que pasan de padres a hijos y, generalmente, no son tomados como ofensivos "
“Los apodos en Cuba hacen su aparición desde el mismo comienzo de la
conquista”, dicen los autores mencionados, “Al arribar con sus naves La
Niña, La Pinta y la Santa María, Cristóbal Colón fue bautizado como el
Descubridor de América. Igual título o sobrenombre se ganó el barón
Alexander von Humboldt, a quien se le considera el Segundo descubridor
de Cuba”.
Apodos en Cabaiguán
“En Cabaiguán los apodos son tan antiguos como la existencia misma de
la primera división de tierras realizada por los conquistadores
españoles. La mercedación del hato del mismo nombre ocurre en 1589 y se
realiza a favor de Bartolomé Jiménez, el Viejo”, acota el historiador
Mario Luís López Isla en varias investigaciones.
Maria Esther Tarancón, vecina de Cabaiguán, expres que uno de los
sobrenombres fue el de “Jiribillas”, dado a dos hermanos residentes en
el barrio el jobo, los cuales ya no respondían por su nombre, A Domitila (En la foto), todos la llaman "Tila.
"“Wiquike”,
es otro de los apodos en este territorio expresa Arístides Ramos,
después se le coloca ese apodo a todos aquellos que consumen mucho
alcohol, Reina Mondeja, acuña el señalamiento de María Esther y agrega
otro, el de “Tanganica”, del cual no se recuerda su nombre, a la vez
este hombre era un personaje Popular, en los años 50 del siglo pasado
apareció el “Alcalde de Quemadito”, un hombre, de acuerdo a testimonios
de Arnol Díaz, “Que hacía discursos en público y era aprovechado por los
políticos de la década del 40 del siglo XX en Cabaiguán”
Rodobaldo Rodríguez Hernández (Tauro), cita a “Tingo” Ledesma un
trabajador de la compañía eléctrica: .”Comentan que se hizo célebre por
las proporciones de sus genitales. Al extremo de que cuando dos féminas
cabaiguanenses discutían y acaloraban por cualquier motivo lo primero
que les venía a la mente era la sugerencia siguiente: “vete a ver a
Tingo para que te resuelva el problema, porque lo tuyo es falta de
macho”. En la actualidad cada vez que ocurre algo difícil a una persona
dice, “Me c…… en Tingo.
El nombre de Vito Gómez es intrascendente pero si se dice “Cuquillo”,
enseguida aparece la respuesta de poetas como Luís Martín y Raúl
Herrera, Virgilio Soto y Abel Amador. Escritos de López Isla, apuntan a
que Vito cambió de nombre en varias oportunidades, pero el apodo de
“cuquillo”, acompañó hasta la muerte a este inmigrante canario que hizo
de la décima su principal carta de presentación.
Para la radio su nombre es Juan Álamo Barroso, pero todos lo
identifican como “Piropo”, así la bautizó su abuelo Joaquín Barroso, un
isleño llegado de Canarias en 1910 que supo otra cosa que trabajar y a
muy pocas personas llamaba por su nombre, tenía la costumbre de apodar a
los familiares y amigos, Piropo, quedó huérfano a temprana edad, el le
dio crianza y aún se recuerda en la finca el zaino, los gritos del viejo
Joaquín localizando al muchacho”
Apodos y oficios
Los oficios también son causas para que personas y sus familiares de
un día para otro olviden sus nombres, así ocurrió a la familia de
tabaqueros, Pérez Jiménez, identificados por los “Perillas”, así lo
atestigua Carlos Alberto Pérez Jiménez y agrega que el mote viene de su
abuelo, un torcedor de habanos especializado en hacer las perillas a los
puros.
Elio Álvarez Fuentes olvidó su propio nombre, en la actualidad a su
descendiente también les llaman “Caballo Loco”, “Fue en ejército cuando
me apodaron así”, apuntaba el ya fallecido Álvarez Fuentes, “Porque
detuve un camión que iba barranca abajo y un sargento me dijo a partir
de ahora eres “Caballo Loco”, por el peligro que Vivía de lo que se
ganaba tocando el tres en cualquier esquina de lunes a domingo en
horario abierto. Todo lo que se buscaba cuando “pasaba el cepillo” se lo
comía y bebía sin pensarlo dos veces, le decían “El Trecero” por el
instrumento musical que tocaba Tauro señaló en una propuesta editorial
“En una de sus borracheras se sintió tan mal que, creyendo que “la
pelona” venía por él con la guadaña lista para el desenlace final, hizo
llamar a sus hijos para hacer dejación de sus bienes: – “el tres para mi
hijo Lázaro que tiene oído pa’la música”, los zapatos de dos tonos se
los dan al niño Felipe pa’que pueda aguajear en la comparsa, el
vestidito de encajes para la niña Chiza ”- y así sucesivamente. Cuando
sus hijos, asustados, le trajeron el médico para que valorara el caso
éste los tranquilizó con una frase muy sencilla: “este negro lo que está
es borracho como una uva, caballeros. Denle un plato de caldo y ya
verán que todo se le quita en cinco minutos”.
Si preguntamos en Cabaiguán por Félix Alberto Gómez Hernández, nadie
sabe quien es pero si indagamos por alguien al cual le denominan
“Picadillo”, todos los dedos apuntan a la cercanía del museo de
historia. “Yo trabajaba como ayudante de casilla a los nueve años y el
casillero me decía pica ahí, después los mismos clientes me decían, Pica
Pica hasta que termine siendo “picadillo”
Apodos curiosos
“Ajúa, Alicate, Babita, Cabezón, Cangrejo, Cara de Caballo, El Buey
Guayabo, Guanajo, Paja Larga, Pata de Palo, Pata de Yagua, Pepe la
Chiva, Puerca Jarta, Quincallita, y Carretilla loca son algunos de los
cientos de apodos existentes en este municipio”, citados por García
Pérez y Fernández Corrales en el libro mencionado, de algunos otros da
testimonio Argelio Torres, un profesor de historia ya jubilado, “Cundo
Alcalde, Patica de Ternera, era un hombre que vendía paticas, Santoya la
Chiva un personaje popular.
Jesús Rojas, poeta cabaiguanense, afirma que en la actualidad un
apodo famoso en la localidad es el de “Carretilla Loca”, del cual no
sabe su nombre.
Evaristo que tampoco conoce de su apellido y responde por “Carretilla
Loca”, afirma “Yo manejaba antes una carretilla, patinaba detrás de los
autos, la gente empezó a decirme carretilla y Carretilla y ya no
respondo por Evaristo.
Establecimientos con apodos
Con apodos también se bautizan centros laborales cabaiguanenses, uno
de ellos es el bar de Antonio, Alida Alberdi, cuñada del nombrado
Antonio, puntualiza que ese señor llegó a cabaiguán procedente de Viana
del Bollo, localidad de León, España, aquí se identificó como Antonio,
su hijo Julio Dabau, administrador del Círculo Social Ciro redondo,
antigua Colonia Española, busca el acta de nacimiento donde aparece
Antonio registrado como Casimiro Dobau, creo el bar en 1920, desde
entonces hasta la fecha el establecimiento mantiene el apodo de
“Antonio”
En ese orden aparecen otros bares, como “La Purita”, “La Diana”,
“Crispín” el de “Las Moscas” y otros puntos de expendio ya sean de
productos gastronómicos, industriales o agrícolas, así como, las áreas
vecinales o repartos en Cabaiguán, no escapan de los apodos, El Barrio
el Rastro, el Reparto Miguelón, el Pedro Penas, El Clemente, El Jobo, el
Naranjal, La Loma de Perico, La Grúa, paloma de Cuquillo, El Quimbo, El
Paraíso, La Filial, son algunos de ellos.
Vilo el apodo más famoso de Cabaiguán
Rey Fernández y Marlene García en el libro Apodos Canarios en
Cabaiguán, enfatizan que el mote de Vilo es el más famoso de Cabaiguán.
El investigador López Isla, resume: “Manuel de Jesús Ramírez, “Vilo”
tuvo como su abuelo paterno, un asturiano de apellido Vila, cuyo nombre
no ha trascendido por las trampas del tiempo. ¿Pudo haber interpretado
su mente endeble Manuel de Jesús que Vila era femenino, y repetir sin
cesar que él era Vilo, masculino? .Así se afirma”, pero al renombrado
Vilo, también se le apodó “Cabeza de Clavo” por su pequeñez craneal en
comparación con el cuerpo y “Caballo” palabra siempre presente en sus
labios.
Berracos todos
Independiente de que algún cabaiguanense no tenga un apodo personal,
no escapa de tener el mote colectivo con el que se identifica a todos
los nacidos en está parte de Cuba, así lo confirman varios residentes
del territorio.
Marcelo Delgado, músico: “Ser Berraco es un orgullo que compartimos
todos los cabaiguanenses”, El compositor Arturo Alonso antes de su
fallecimiento decía sentirse Feliz de ser “Berraco”, la poetisa Rosa
María García coincide con el criterio de ambos, pero se pregunta ¿Por
qué somos Berracos?
El rugido de los berracos, pone en alerta al maquinista, hala la soga
para que el vapor salga disfrazado en pitazo, el conductor, orienta a
los viajeros
-Nos aproximamos al Pueblo de los Berracos.
La historia paso a ser cotidiana, el embarcadero de cerdos, daba un
mote a los cabaiguanenses un tanto incómodo, cuando aquello, no había
terminal de trenes, solo un maltrecho anden a ras de la tierra y un
techo de guano, para que los transeúntes, tomaran un poco de sombra
mientras esperaban a las máquinas de vapor para trasladarse de un sitio a
otro.
Raquel Valdivia, antigua habitante de la ciudad y Arturo Alonso
siempre acuñaron: Quien bautizó a este pueblo como el de los “Berracos”
fue José María el “Borracho” a principios del siglo XX cuando el
ferrocarril trajo a los inmigrantes a este lugar y propicio el
embarcadero de los citados animales.
Florencio Rodríguez simón, poeta aficionado se expresa en décima con respecto al mote colectivo:
Le dicen a Cabaiguán
el pueblo de los berracos
donde hay muchos viejos flacos
pero comparten su pan
Por ese bonito afán
aquí me tienen a mi,
dichoso de ser así,
y mira si doy dichoso
que siempre estoy orgulloso
por haber nacido aquí.
So están todos los que son, usted puede tener un apodo diferente,
puede contar la historia del mismo o recordar el de otros, porque
Cabaiguán es rico en esa creatividad popular donde pocos responden por
sus nombres.
Mi abuelo al llegar de Canarias de Breña Alta en La Palma para más señas se acento en moda y como que era una persona muy alta le apodaron caña brava ese apodo corrió por todos los hijos y ha pasado hasta los nietos a esta altura de la vida todavía hay algunos que me dicen cañita
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