No hay acontecimiento más importante en el pueblo desde hoy 13 de noviembre hasta el domingo 14, la gente solo atina a bailar, a discutir, a comerse la empanada caliente, que baja furiosa al estómago con el trago de cerveza a granel.
Las banderas se agitan, también los ánimos, los hombres y mujeres tiemblan, es hora de salir la carroza representativa de sus bandos y faltan detalles, la luz de la cúpula se niega a encender, las muchachas sobre la tarima parecen estatuas de cera.
El tablero de la loma se precipita, ya tendrá la respuesta de los cantarraneros, hay olor a pólvora, cerveza, comida, orine y sudor. El locutor comienza a leer la historia, los flash de las cámaras se disparan, la fiesta es hasta el amanecer, el elevado y la ceibita, son testigos excepcionales de los hechos por muchos años, en sus cercanías se discute ferozmente, unos dicen, ganó Cantarrana, otros, ganó la Loma; nunca se sabe quien gana. Ganó la Tradición.
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