Tallador de los maderos

Como el alfarero moldea el barro, Ramón Herrera da al trozo de madera formas nobles. La tenacidad de sus manos e instrumentos suavizan el material con curvas sensuales.
Su taller, en la calle Isidro González, en Cabaiguán, es el sitio ideal para la creación de Quijotes que vuelven a cabalgar sobre Rocinantes, de símbolos religiosos, de manos que se apoyan en el aire, de animales que parecen salir de la selva. Hace más de una década el artesano dedica todas las horas al arte que marca su vida.
Desde la infancia dio muestras de las aptitudes que hoy le permiten sobresalir en el ámbito nacional. Mientras estudió algunos años de ingeniería, se adentró en la cocina cubana y ejerció profesionalmente como carbonero, dialogar de manera íntima con el pedazo de vegetal fue hobby que endulzaba la cotidianidad y aligeraba las cargas intelectuales y espirituales. Cuando el entretenimiento devino oficio, los conocimientos se amalgamaron para hacer más rica la experiencia.
Hoy día son pocos los que proceden como él: “No uso tintes –explica el miembro de la Sociedad Cubana de Artesanos Artistas que ha merecido premios provinciales y nacionales- por la acción de sustancias químicas que contiene, a medida que envejece la madera cambia de color. Me aprovecho de ello acelerando el proceso. De esa manera mis piezas siempre llevan colores naturales”.
Eso, unido a la delicadeza de los objetos que elabora, permite que los suyos estén contados entre los productos estrellas de la artesanía en la provincia. De esto dan fe cuantos visitantes llegan a su recinto atraídos por el constante martillear, y aquellos que los adquieren en las tiendas del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
Las habilidades y la imaginación de este hombre sencillo, de andar sin poses ni encumbramientos, se han visto recompensadas con múltiples muestras de respeto a cuanto hace en las diferentes exposiciones donde ha participado.
Al artesano Herrera le encanta decir que el artista es como el científico: si se encierra en un pequeño espacio caduca: “Por eso trato de superarme cada vez más, la bibliografía sobre estos temas casi no existe; sin embargo, recurro a las enciclopedias, pido libros, compro otros, donde puede encontrarse información valiosa, para continuar ofreciendo lo mejor con el arte de mis manos”.

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