Pero en realidad, no es al punto de referencia que son los basureros a lo que me quiero referir, sino a las personas que hurgan en ellos en busca de diferentes objetos.
Recientemente, me encontré a un señor de 75 años, un hombre que se paso la vida en los trajines de la industria azucarera y que ahora esta viejito, ese hombre me hizo pensar, con el me quedé ayudándolo a recoger unas tiritas en el basurero que adorna al joven Club de computación, a la sala de fisioterapia y otros centros laborales que le circundan.
¿Porque recoge basura? Le pregunté.
Nada hijo- me respondió- uno esta viejo, y hay que ayudar a la chequera, aquí recojo tiritas, pedazos de alambre y otras cosas las cuales empleo haciendo colleras para caballos y con eso me gano unos kilos para mi y para mi vieja, es que doscientos y pico de pesos, no son mucho.
Fue el momento en que también me agache en busca de tiritas, pero creo que el mundo está muy mal repartido y no es justo que un hombre cuando llega a la vejez tenga que andar por los basureros, a veces hay cuestiones que se van de las manos o que soltamos de las manos, razonamos mucho en reuniones, nos desgastamos diciendo el tema este, o hay que tocar con la mano aquello, pero se nos dan casos de los cuales no dialogamos, a los cuales no tocamos con las manos ni consideramos temas.
Hacer colleras para caballos, no es una deshonra, sin embargo ver personas de esa edad hurgando en los basureros para ganarse la vida, es propio de un sistema que se le despidió el duelo hace medio siglo, tal vez exista otro modo de resolver las tiritas, y personas para hacérselas llegar.
Cuando sea un anciano, quizás me ponga ha confeccionar colleras para caballos, lo que no quisiera es ver a nadie en esos sucios horizontes de mi pueblo.
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