Cuentan las generaciones pasadas que el paseo de Cabaiguán era sitio de reunión para todos los pobladores entre los años 1926 y los inicios de la década del cuarenta del siglo pasado, pero la calle Valle, arrebató a las personas el deleite de disfrutar del techado verde que ofrece el paseo.
Se por mis vivencias de juventud que las suelas de nuestros zapatos se gastaban en el ir y venir por esa avenida entre las 9 y las doce de la noche de cualquier día de la semana.
Y somos testigos todos, de que en la actualidad, es posible hasta jugar bolas durante el horario nocturno en la arteria más distintiva de la ciudad.
“Los tiempos cambian y las costumbres también”, me comentan muchas personas, en cierta manera comparto el criterio, es más estaría dispuesto hasta acuñarlo si existieran ofertas en la Calle Valle y los transeúntes quisieran prescindir de ellas.
Pero; no es así, en la calle Valle no hay ofertas da, entonces para que recorrerla.
Era linda la etapa cuando la Colonia Española disponía de sillones y de bailes, de ofrecimientos lúdicos y de tantas cosas perdidas junto a los sillones.
Era precioso el tiempo en que el cine tenía muchas funciones, por no existir el video o el DVD, tiempos en que el gallito cantaba más barato y mucho mejor, tiempos en que la heladería coopelia era heladería y no algo sin nombre ni helados, aunque se dice cadena imagen, sin imagen atractiva para el goce de los cabaiguenanes.
Tampoco está el vendedor de churro, ni el copelita, ni los proveedores de maní o rositas de maíz.
Te das cuenta, ¿Cuantas cosas baratas nos hacían recorrer la calle Valle?. Pero ahora, cada cual ve la película alquilada a un individuo, a quien lo mismo le da copiar una del oeste, que vaya a saber el tema.
Y como no se contratan agrupaciones musicales, los administrativos de la Colonia, se las arregla con el reguetón barato cargado de letras sexualitas.
Si se saca bien la cuenta, mejorar las condiciones de la calle Valle como oferta de esparcimiento, costará mucho menos que el daño a restañar debido a la búsqueda recreativa por cuenta propia.
yo fui una de esas que gasto la suela de los zapatos en esa calle
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