Palabras, no son solo palabras




Por: Aramis Fernández Valderas

A medida que crecemos organizamos nuestro repertorio lingüístico. Teniendo en cuenta diferentes criterios realizamos una selección de términos y nos apropiamos de expresiones que pasan a formar parte de nuestro código.



La manera de expresarse, esta muy vinculada con el que escucha
, con la educación del hogar, la instrucción escolar y por su puesto la época  el momento y el lugar donde hablamos.



A pocos se le ocurren articular frases que se consideran groseras en un banco, una embajada un avión, pero cuando están en la calle las lanzan desde una esquina a otra, chocando con los oídos de quienes no desean escucharlas.



En las escuelas primarias se les explica a los niños como hablar correctamente, y aunque haya vecinos que siempre desean que el muchacho suelte una palabrota, cuando este recuerda al maestro se tapa la boca aunque en la casa lluevan a montones.



Pero cuando el nivel de escolaridad crece, o sea se arriba a la secundaria, el lenguaje articulado cambia, empiezan los aseres, las moninas,  y una tanda de fonaciones difíciles de inscribir en las enciclopedias, pero todavía el desastre grande no ha ocurrido.



Es en el preuniversitario donde el castellano se cambia en tal magnitud que usted no sabe oír otra palabra que no tenga terminaciones inga o ICA, después llega la calle y con ella ese lenguaje a las cuadras a los portales a las fiestas públicas, como si el nivel de instrucción del Cabaiguanense fuera en retroceso, por su puesto coincido con los que afirman que no hay palabras ni buenas ni malas, sino bien o mal empleadas y añadiria y en el lugar exacto, el momento exacto.



Manejar el español adecuadamente es muestra de cultura, acudamos a Cervantes para que no le diga al Quijote lo que acá sucede porque en vez de fajarse con molinos de viento, el Hidalgo cruzaria con su lanza muchas lenguas del municipio.



Si hablas bien puedes tener adelantado un buen trecho para llegar al éxito de lo contrario, nunca podras mover un pie pués no sabras donde colocar la palabrota y sabes porque  ah porque todos los auditorios no son iguales y la mayoría no dan terminaciones tan feas a la dulzura del hablar.

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