Por: Aramis Fernández Valderas y Daisy Martín Ciriano
A inicios
de la primera década de 1900, nació en la finca Manaquita Capirot, a
pocos kilómetros del naciente poblado de Cabaiguán, José Antonio
Rodríguez López. Desde temprana edad se advirtió en él una gran
inclinación hacia el dibujo. En cada papel que llegaba a sus manos
realizaba pequeños trazos y enmarcaba figuras de animales y paisajes
campestres.
En 1928,
convencido de que su vocación estaba bien dirigida hacia las Artes
Plásticas, participó en una convocatoria que liberó la Escuela Nacional
San Alejandro, en La Habana.
Este
concurso ofertaba un total de 15 plazas para toda la Isla y en él
participaron muchos interesados. Entre los cinco finalistas estuvo José
Antonio, que conquistó un segundo lugar en el certamen con la
calificación de sobresaliente, la cual le facilitaba la entrada al
Colegio más anhelado por los amantes de las Artes Plásticas.
En 1929
comenzó sus estudios de dibujo y modelado elemental en la Escuela
Nacional de Arte San Alejandro, obteniendo en reiteradas ocasiones la
categoría de sobresaliente y siendo merecedor de distinciones y
reconocimientos por su buen aprovechamiento, aplicación y desempeño. Con
notas brillantes adquirió su titulo de Dibujo y Pintura el 31 de julio
de 1934.
Al
concluir definitivamente sus estudios en San Alejandro, ya este artista
había alcanzado los conocimientos y habilidades necesarios para realizar
sus obras y así desarrollar su vocación por las Artes Plásticas.
En 1940,
con treinta y un años es llamado a las filas del Servicio Militar en
Nicaro, antigua provincia de Oriente. El calor de esta provincia junto a
sus pobladores le cautivó de tal forma, que encontró un espacio para
prestar servicios como profesor como profesor auxiliar en 1945 en la
Escuela Provincial de Artes Plásticas José Joaquín Tejada de Santiago de
Cuba.
Durante
su estancia en Santiago de Cuba se incorporó con tesón al desarrollo
cultural de la provincia, participando en varias exposiciones personales
y colectivas, en Museos, galerías y otros centros donde obtuvo premios
y reconocimientos. Compartió labores con destacados artistas locales y
contribuyó a la formación de gran cantidad de artistas santiagueros que
cursaron estudios en la Escuela.
Dejó de trabajar en este centro en el año 1975 acogiéndose a la jubilación y de
regreso
a Sancti Spíritus continuó vinculado a las Artes Plásticas. Varias de
sus obras figuran hoy en las colecciones del Museo Municipal de
Cabaiguán, así como en otros centros donde fueron donados por su autor y
por su hermano el insigne maestro Oscar Rodríguez López.
El pintor
José Antonio Rodríguez López encarna la emigración canaria en la
localidad por ser el primer descendiente que obtuvo relevancia con su
obra en las primeras décadas del siglo XX.
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