La soledad es la compañera de la pérdida de tiempo

Muchas veces me he quejado y he oído quejas acerca de la Soledad, me he preguntado, ¿Por qué es tan sola?; Por qué es a veces una fiel compañera tan pesada de sobrellevar por algunas personas que se someten a sus rejas toda la vida. Casi siempre el ser humano escoge la soledad, no nace con él, sino que la cultiva se aísla de los contactos humanos, se esconde del resto de los hombres y mujeres, hace su mundo, casi siempre muy raro alrededor de algunas pertenencias y aunque lo rodeen multitudes permanece en soledad. El Cubano y por consiguiente él cabaiguanense es un ser sociable, de los que gritan al vecino para compartir el portal en las noches, pedir el poquito de sal, visitarse, concurrir al hospital o a la casa si existe alguien enfermo; conocemos a uno hoy y mañana decimos mi amigo fulano de tal, es así como siempre hemos vivido, añoramos la bulla, los saludos, los chismes, pero ¿qué ocurre en los últimos tiempos? Con la aparición de nuevas tecnologías un gran por ciento de los que las operan en los centros de trabajo, dejan de conversar con el de al lado, se sumergen en el mundo de la pantalla y se convierten en microprocesadores, los saludos cambian, antes nos dábamos la mano, preguntábamos ¿Cómo esta la familia?, ahora decimos ¿Cómo marcha el equipo? Antes al llegar al hogar después de la jornada laboral, la familia se sentaba a la mesa, la historia del día transcurría entre cucharada y cucharada, hoy muchos se sirven el plato van para el televisor, callan a el niño, o a la anciana, para escuchar bien la novela, y los hay con televisores en los cuartos, se cierran a pestillo pasado. Nada que la soledad te invita, te regala una flor, y después los atrapa y si esto sucede es muy difícil desprenderse de esa señora vestida de negro. Pero si tú quieres, lo logras, busca el agradable intercambio con las demás personas, disfruta la compañía de la familia, comprende que la última tecnología no puede cambiar el calido abrazo, la palabra sincera, en soledad pueden hacerse muchas cosas, sobre todo perder el tiempo.