La Calle Valle, avenida de la identidad en Cabaiguán (Por: Mario Luís López Isla)


Su antiguo nombre se debe a Fernando Valle, rico propietario de origen espirituano proveniente de una añeja y acaudalada familia, que era dueño de los terrenos necesarios para hacer crecer el pueblo hacia el oeste en los albores del siglo XX.

Este hombre, que según cuentan, donó y no vendió, el espacio necesario para dicha ampliación, sólo puso como condición que la calle principal del lugar llevara su apellido y que la otra arteria de importancia, la que se extendía de manera transversal, fuera llamada con el nombre de su esposa: Natividad.

Esta otra vía -que termina en el lugar conocido por La Virgencita-, antiguamente también fue llamada calle de Los Arbolitos, por la gran cantidad de plantas de ese tipo que exhibía a ambos lados y en la actualidad se nombra avenida de La Libertad, como homenaje a las tropas del Che Guevara, que la utilizaron para entrar al centro urbano, el 21 de diciembre de 1958.

La Valle, amplia calle o avenida, como se le desee llamar, no siempre ha tenido la agradable presencia vial, pues originalmente fue de piedras y tierra, con huecos y charcos, hasta la década del cuarenta del siglo pasado, cuando fue asfaltada durante la gestión del alcalde Casimiro Hernández Granado, el cual dejó en ella una instalación para el futuro acueducto local.

Desde su construcción hace más de cien años, constituyó el lugar de recreo y esparcimiento de los vecinos, fundamentalmente de la juventud y aunque hechos puntuales o de moda, como fueron las inauguraciones del Parque, en 1918 y del Paseo, en 1931, le robaron momentáneamente su protagonismo, ha vuelto a ser muy justamente, desde hace años, el principal destino de los cabaiguanenses.

Su extensión es de cerca de un kilómetro pues no se limita a las cuadras que median entre el Parque y la tienda La Revoltosa –centro comercial del pueblo-, pues esta comienza en la actual Escuela Primaria Noel Sancho y concluye en el ángulo final y más estrecho de La Palmita, o sea, en la intersección con la calle Masó, recorriendo entre diez y once cuadras.

Históricamente ha constituido el lugar espontáneo, para que las diferentes generaciones de habitantes desarrollen su vida social, naciendo allí amistades, romances y hasta compromisos matrimoniales o rompiéndose lazos afectivos de diferentes tipos y posee la característica de haber sido testigo de los acontecimientos más significativos del lugar, como fiestas, huelgas, entierros, manifestaciones, entretenimientos, desfiles y hasta acciones bélicas.

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