Sala de lectura de Las Minas: Mezcla de libros y petróleo
Escondida entre lomas perfumadas de petróleo, la comunidad poblacional Las Minas de Jarahueca respira lectura de valiosos textos, gracias al empeño Rita María Peña Cabrera, una licenciada en Español y Literatura devenida en bibliotecaria.
Una pequeña habitación heredada de la abuela da abrigo a los libros del centro comunitario de lectura al cual acuden los pobladores del asentamiento y de otros lugares aledaños como Remate de Adriano, Pedro Barba y Cuatro Caminos.
Los 23 kilómetros que separan el poblado de Cabaiguán, no son un pretexto para que quienes soliciten un volumen inexistentes se queden con los deseos, Rita Tramita la necesidad con la Biblioteca Pública Beremundo Paz en la ciudad cabecera y en menos de lo que canta un gallo, según dicen los campesinos, ya el libro está en manos del lector.
Para acumular la copiosa bibliografía que en la actualidad atesoran ha sido imprescindible la donación de los vecinos del lugar, y el apoyo de los ministerios de cultura y educación.
Las mañanas, son más apacibles en el pequeño local, la tarde se torna en algarabía cuando los estudiantes de la escuela primaria se disputan los materiales bibliográficos recomendados por los maestros y así cumplir con las tareas a presentar en la próxima clase.
En el centro bibliotecario comunal de las Minas de Jarahueca, también se habla de la historia de la comunidad, mezclada con el petróleo que un día hizo de este un próspero pueblo, pero al extinguirse el hidrocarburo, solo dejó su aroma empleado para alumbrarse primero mediante mecheros, pero cuando llegó la luz eléctrica solo se usa para cocer las comidas y di algún día ocurre un apagón recuerdan el pasado y acercan el fósforo a la mecha desde donde brota una llama azul que torna la noche en día.
Por: Aramis Fernández Valderas
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