Nos aproximamos al Pueblo de los Berracos



El rugido de los berracos, pone en alerta al maquinista, hala la soga para que el vapor salga disfrazado en pitazo, el conductor, orienta a los viajeros,
-Nos aproximamos al Pueblo de los Berracos.

La historia paso a ser cotidiana, el embarcadero de cerdos, daba un mote a los cabaiguanenses un tanto incómodo, a pesar de que

ya, es tan natural, como decirles cangrejeros a los caibarinenses.


Cuando aquello, no había Terminal de trenes, solo un maltrecho anden a ras de la tierra y un techo de guano, para que los transeúntes, tomaran un poco de sombra mientras esperaban a las máquinas de vapor para trasladarse de un sitio a otro.

Con el pasar del tiempo, cambió la imagen, surge el denominado paradero, desaparecen los cerdos de los alrededores, se asfalta la calle, nace el hotel Cabaiguán, pero el nombrecito de berracos, ese se queda.

Surge el nuevo ferrocarril central,  y se establece una pequeña Terminal en  el barrio del jobo, difícil que estaba para tomar los estribos de los trenes, pero tampoco importó, se mantuvo el nombrecito de berracos

Después más tarde, no se quién, pero debió ser un berraco enfurecido, o un berraco sin cerebro, le dio por cambiar la Terminal, para establecerla entre Cabaiguán y Guayos; era como para quedar bien con los pobladores de las dos comunidades y a ver si el nombrecito, desparecía.

Nada,  va y alguien, con el tiempo crea que para borrar el nombrecito de berracos, haya que desviar el Ferrocarril Central por santa Lucía, al fin y al cabo después que el sesudo  implantó la actual cualquier cosa puede pasar, menos, oiganlo bien, menos quitar el nombrecito, verdad, porque  la palabra berraco nos queda como anillo al dedo, nadie se pone bravo, y el peor que responde lo hace con una cuarteta, El pueblo de los Berracos, donde los hombres están flaco, de tanta.. …Y vamos a dejarlo ahí para no cometer una berracada.

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